Referencias de aficionado
En otro tiempo corrí alguna carrera en mojado…, no sé, no recuerdo muy bien, creo que fue en el circuito de Calafat y desde luego antes de este siglo. Mucho más adelante, ya entrados en la década actual, volví a las carreras. Fue en Jerez, durante los entrenamientos de una de ellas, cuando empezó a llover de una forma intensa y monté unos peludos que guardaba desde hacía tiempo con ganas de probarlos.
Bien. Salí a pista para rodar con estos neumáticos de lluvia extrema, tanteando el grip con cierta precaución y de esa manera ir ajustando la marcha. Siempre se ha dicho que el pilotaje en mojado exige cierta paciencia al principio para ir cogiendo ritmo, y saber conformarse al final, cuando ya hemos alcanzado uno efectivo, no es como cuando hablaba de tomar una curva en moto y ya.
Probaba, frenaba con tacto, inclinaba un poco y aceleraba con más tacto aun. Así llegué a la salida de Aspar, divisando en el fondo la curva de Nieto y apreciando sobre su antesala un considerable charco. En ese momento me adelantó un tipo que iba como un tiro y, ante mi asombro, tiró la moto sobre el charco sin contemplaciones, diríase que con desprecio, y al paso de ella sobre la pequeña balsa, la rueda trasera lanzó un spray a las alturas semejante al de una moto de agua en plena aceleración. No se meneó ni un milímetro y mantuvo la trazada con firmeza, sosteniendo una buena inclinada.
En aquel momento, con toda mi incredulidad, descubrí lo que dan de sí unos neumáticos peludos del siglo XXI. Entonces pensé: Si él lo hace y no se cae, yo tampoco. Y así me vi en las vueltas siguientes pasando con unas tumbadas sobre el asfalto empapado o por encima del agua que, sencillamente, me costaba creer. Al acabar aquella sesión de entrenamientos, pensé: ¡Caramba, esto no vale! El pilotaje en mojado ya no es lo que era.
El pilotaje en mojado de alto nivel
Bien. De acuerdo. Pero una cosa es una carrera de aficionados, sin más, otra bastante diferente es un piloto entrenando en El Jarama mojado para el trofeo RACE, y otra bien diferente, que dista un abismo de la primera, es el espectáculo que hemos presenciado durante el último GP de esta temporada 2.018. El ritmo de las Moto3 era sencillamente alucinante, los tiempos de las Moto2 hacen enrojecer a cualquiera que hayamos rodado en Cheste, en seco, sobre una mil , y las secuencias de MotoGP que recogieron las cámaras casi traspasan el límite de la ciencia ficción.
https://youtu.be/dcW0bxWHGzA
Lo cierto es que ver a las Moto2 cruzadas a doscientos y mucho en el final de la recta, igual que hacen en seco, te deja simplemente estupefacto. El escepticismo se convierte en perplejidad frente al televisor e impacta en la mirada atónita de los espectadores que aguantan en la grada, ateridos por la humedad mientras soportaban el aguacero.
La imagen de Pol Espargaró trazando por el exterior la curva 12 -la más rápida-, en paralelo con Márquez, resulta algo francamente irreal; una secuencia a cámara lenta que nos lleva a pensar que algún truco de la televisión ha intervenido para trasladárnosla así. La repaso una y otra vez y me cuesta dar crédito a lo que veo:
Dos motos transitando en paralelo sobre los 50 grados de inclinación, o quién sabe cuántos, con el piloto llevando el cuerpo completamente fuera de su fuselaje, ¡a más de 170 por hora!
Como dicen muchos, la lluvia desluce el brillo con el que el motociclismo despliega su exhibición al sol; pero también es cierto que bajo esa misma lluvia emerge una espectacularidad distinta, no por ello menos valiosa para el buen aficionado. El arrojo que se le supone en el box y que demuestra un piloto sobre la pista seca cobra todo el protagonismo bajo una cortina de agua como la de Cheste. Sus manos, de prodigiosa destreza, alcanzan su cénit para moverse sobre esa línea difusa, que desaparece por momentos y que define el límite del pilotaje en mojado.
Las carreras de este domingo, son de las que enganchan. Por lo menos en casa no quitamos la vista de la tele. Gracias por el artículo.
Es que, como dices, Silvia, era para no despegar la vista de la tele.
Muchas gracias a ti.
Que grande Tomás…. grandioso artículo como siempre
Me vas a ruborizar, Óscar.
Muchísimas gracias.