Dicen que la música y los olores son dos elementos con la capacidad de trasladarnos al instante en el tiempo y en el espacio, sin embargo, al contemplar la imponente planta que exhibe esta Triumph Scrambler 1200 XE, los más nostálgicos, los amantes de la historia de la moto y los que ya somos bastante mayorcitos nos sentiremos trasladados hasta el final de los sesenta, en los USA, metidos de lleno en la Baja Mil. Una carrera que entró en la leyenda, como la primera aventura multitudinaria que se corría en el desierto.
Resulta algo familiar en 2020, ¿no es así? De hecho, esta fantástica modern classic rse muestra tan efectiva que ha participado en la última edición de la mítica carrera en la baja California.
Pero más allá de la imagen y del recuerdo, y de otras trails británicas, como esta Tiger 1200 XCA, la Scrambler 1200 XE se posiciona en el mercado como una moto de recio carácter y marcada personalidad, no sólo en sus formas y en su cromatismo, sino también en las intensas sensaciones que transmite al conducirla, tanto dentro del asfalto como fuera de él. Veámoslo en marcha y punto por punto.
Posición sentados en la Scrambler
Directamente, nada más aposentarte sobre los 840 mm a los que se eleva el asiento, sentirás esta Triumph como una trail de libro, o dicho de un modo menos ortodoxo: como una trail muy trail; a la elección del lector.
Te sientas a 870 mm del suelo en el centro mismo de la moto, y tienes que buscar con las manos un manillar que se posiciona muy alto, extendido sobre una generosa envergadura.
Al subir los pies sobre las estriberas, nos quedan un tanto abajo, si miramos la distancia a nuestras posaderas; aunque la altura que salvan con el suelo resulta bastante respetable, haciendo ciertamente extremo el caso de rozar el asfalto con ellas.
En cualquier caso, las piernas quedan en una postura francamente relajada, con las rodillas dobladas sobre un ángulo abierto que resulta cómodo, a la vez que natural para el control de la moto.
Arrancando
Si en parado la sentimos como el paradigma de las trail, al arrancar esta Scrambler 1200 XE y recorrer con ella los primeros metros, se reafirma aun más esa sensación con la larga pisada que desarrolla la llanta delantera de 21”, común tanto para la XE como para la XC, las dos versiones de esta neoclásica.
Pero nos hemos lanzado a rodar con esta personalísima Triumph pasando por encima de algunos detalles interesantes, que se muestran justo en el momento de pulsar el botón de arranque y antes de iniciar la marcha.
Por ejemplo el rumor gutural, grave y seco que deja oír el conjunto de doble escape, estirando su estética de los sesenta por la parte alta del lateral derecho; un sonido que remarca la genuina esencia de este modelo, sintonizando con su atrayente figura, en la misma armonía que la banda sonora de una gran película.
Acto seguido, percibiremos la suavidad del embrague y del cambio, como un presagio de la facilidad con la que se conduce esta inglesa, hasta hacer de ello una verdadera delicia.
Haciendo curvas
Es necesario acostumbrarse al particular apoyo que ofrece esta trail en el paso por curva, caracterizado por la altura del conjunto, y por el comportamiento off road que desarrollan las suspensiones en sus primeros milímetros de recorrido. Pero, en cualquier caso, ese apoyo se siente noble y suficientemente firme, gracias a la posición de control que llevamos sobre esta Scrambler, y también al sólido asentamiento que hacen sobre el asfalto los Metzeler Tourance; calzado que empleaba nuestra unidad de prensa.
En los cambios de dirección, se deja sentir el efecto de las 21” delanteras, al rodar con parsimonia su amplio perímetro, mientras que si aumentamos el ritmo, es su efecto giroscópico quien toma el protagonismo. Pura física, como bien conoce el lector.
Sin embargo, esa cierta pesadez a la hora de trazar de un lado a otro, en una carretera de curvas, queda sobradamente contrarrestada por la esbeltez con la se han esculpido sus 205 kilos, también por el brazo de palanca que ejerce la amplitud del manillar, y por si fuera poco, por el aposentamiento de nuestro físico sobre la moto, con una postura de dominio absoluto sobre el conjunto.
Bicilíndrico british
El clásico bicilíndrico inglés de pistones paralelos, con sus clásicas formas y sus redondeces del siglo pasado y que comparte con su hermana naked, la Speed Twin 1200, es el encargado de empujar esta neo retro, más trail que cualquier 1200 actual.
Los 1.200 cc exactos empujan desde el ralentí, como no cabría esperar de otro modo, y hacen una entrega lineal de sus 89 CV, que presagia una continuidad uniforme hasta el mismo corte del encendido. Sin embargo en el tramo más alto del régimen, esta Scrambler saca un genio británico, especialmente en el modo Sport, para rematar la aceleración con un impulso extra, al estirar cualquier marcha.
Por otra parte, su longevidad parece garantizada, no sólo por el aval que representa una firma con el prestigio de Triumph, sino también por un régimen máximo (7.400 rpm) que se sitúa sobre el de muchos coches actuales.
Las vibraciones
Se sienten, sencillamente, como la pulsación viva que palpita en una moto de siempre, tanto en los pies como en el trasero; sin que lleguen a molestarnos, a menos que seamos especialmente sensibles a este fenómeno, o unos auténticos talibanes de la tracción eléctrica.
El cambio
Resulta un prodigio de suavidad, tanto subiendo como bajando marchas.
Al hablar de un modelo limitable para el carné A-2, cabe destacar que su recorrido se muestra holgado para el tacto del principiante, con un margen para sus imprecisiones; mientras que por otro lado resulta lo suficientemente corto para el motorista off road, facilitando su manejo conduciendo de pie.
Y en cuanto a su funcionamiento interno, sincroniza de tal manera con el empuje del motor, que hace bien sencillo pasar a la relación siguiente sin ni siquiera tocar el embrague.
Vamos el campo
Cualquiera que haya tenido la más mínima experiencia off road sentirá el impulso de ponerse en pie sobre las estriberas en cuanto se suba horcajadas de esta neoclásica.
Al hacerlo, sentiremos cómo el manillar queda a una altura tan ergonómica que nuestras manos van a él como si fuera su asidero natural, y si no es así a la primera, sus torretas reversibles nos permitirán ajustar su distancia a nuestro físico. En cuanto a las piernas, las líneas voluptuosas del depósito con forma de lágrima perfilan un corte al acercarse al asiento curvo no tienen en cuenta, de manera que nuestras rodillas se acoplan en el hueco, encontrando un excelente apoyo tanto para sujetarnos y controlar la moto en las aceleraciones como en las frenadas.
En cualquier caso, esta Scrambler 1200 XE se deja gobernar dócilmente con las presiones que ejercemos con las piernas y con el juego de cintura que las toma como base.
Pero nos hemos dejado llevar por ese primer impulso y hemos puesto el cuerpo erguido de forma natural, sin haber seleccionado el modo electrónico más apropiado, dentro del surtido menú de conducción que ofrece.
Bien. Para el campo, encontramos dos modos off road, el standard y el pro. El primero permitirá al motorista sin experiencia fuera del asfalto conducir por una pista de tierra, preferiblemente sentado, con la supervisión y la salvaguarda del control de tracción y del ABS, gobernados por una plataforma IMU.
Pero, si queremos disfrutar de las extraordinarias aptitudes camperas que guarda esta Triumph, seleccionaremos el modo Pro, que desconecta los controles electrónicos, tanto sobre la aceleración como sobre la frenada, para descubrir entonces la esencia Scrambler más inglesa, engendrada allá por los años treinta. Es más, si somos adeptos de la conducción fuera de carretera y dejamos por descuido cualquier otro modo electrónico, sentiremos el corte contundente de la tracción como algo que cortará el fluir natural de esta trail, flotando con gracilidad sobre el terreno. Desde luego, la electrónica nos resultará entonces sencillamente impertinente.
Por otro lado, el modo off road estándar hace de salvaguarda para las manos principiantes, tanto el ABS como el con Control de Tracción; pero más allá de ello, permite incluso derrapar, cortando el empuje justo en el momento en el que la Scrambler empieza a cruzarse.
La Frenada
Va encargada delante a un doble disco (320 mm), con pinzas radiales Brembo M50, y detrás a un disco (245 mm) con pinza flotante de dos pistones firmado por la misma marca. Con estos argumentos, será muy fácil para el lector hacerse una idea, no sólo de que la frenada ofrece una capacidad para resultar contundente en cualquiera de los posibles escenarios, sino que además lo hará con la precisión micrométrica que pretendamos aplicar sobre la maneta, ya sea rodando en asfalto como fuera de él.
Suspensión
Al hablar de las suspensiones, cabe destacar que la robustez tanto de la horquilla invertida Ohlïns, con barras de 45 mm y un recorrido de 200 mm, como de los amortiguadores de la misma marca, están a prueba off road, mucho más allá de lo que se pretende hacer hoy día para una maxitrail; ya que esta Scrambler 1200 XE es capaz de saltar hasta poner en un brete el vértigo de unos cuantos.
Por otro lado, podemos regular manualmente los tres parámetros convencionales, tanto delante como detrás, para afinar aún más la capacidad que ya muestra de por sí para copiar el terreno en la rueda frontal y transmitírnoslo al manillar, o al apoyarse en la frenada. Con el tren trasero ocurre lo mismo, se mantiene en contacto con las ondulaciones y cortes del terreno para no perder la tracción en un solo centímetro, un efecto que se apoya en un largo basculante (547 mm) de aluminio.
Amortiguadores de Cappra
Hacía décadas que no se veía en el mercado una suspensión trasera, con doble amortiguador, de una robustez y sobre todo de un recorrido (200 mm) tan extendido como la de esta Scrambler 1200 XE. Tanto es así que el mismo nostálgico que hemos nombrado al principio evocará, casi con toda seguridad, la imagen del modelo español que protagonizó los setenta y que hemos tomado para el título de este apartado.
Giro de moneda
El radio con el que gira esta Scrambler, tan recortado que resulta impropio de toda una 1200, nos permitirá jugar en terrenos ondulados e incluso rotos, tanto para mantener el equilibrio puestos en pie, como para dar media vuelta en esos espacios estrechos que encontramos a menudo en una vereda.
A este juego de maniobras lentas, o jugar a hacer trial, si lo queremos llamar así, hace una especial aportación el embrague, que nos permite graduar sobre la maneta, conduciendo puestos en pie, el punto de fricción exacto que necesitamos en cada impulso.
Surtido electrónico
La llave a distancia, la toma USB, y si fijamos la mirada sobre la piña izquierda, para pasarla a continuación sobre la derecha, nos daremos cuenta de que necesitaremos un breve curso para conocer y manejar todas y cada una de las posibilidades que ofrece el apartado electrónico de esta trail. ¡Quién lo iba a decir en una criatura de imagen tan clásica!, ¿verdad?
Lo cierto es que, una vez que esta Scrambler 1200 XE sea nuestra moto, no entrañará ni la más mínima dificultad para navegar digitalmente, y manejar los tres modos de carretera y los dos modos off road nos resultará tan sencillo como el mando del garaje, lo mismo que programar a nuestro gusto el modo “Rider”.
Complementos
Como decíamos, parece mentira que una moto de aire neoclásico y aspecto tan sencillo pueda guardar tantos recursos y quede cubierta por tantos detalles discretos, pero no por ello menos apreciables.
Un reloj biépoca
Parece mentira, también, que en un espacio tan reducido y de recorte circular, por exigencias de la estética, quepa tanta información y, no solo eso, sino que además resulte visible incluso para quien sufre dos dioptrías de presbicia.
Mediante el juego del jostick, situado en la piña izquierda, podremos ir cambiando la información mostrada en el contorno del reloj, pasando de arriba abajo, y viceversa. Ahí veremos los símbolos que indican los modos de conducción, y otros muchos datos interesantes. También podemos seleccionar el formato del reloj, más analógico o más digital, al gusto y estilo del motorista, e incluso nos podrá mostrar nuestro nombre en la secuencia de arranque.
Los retrovisores
Guardan la línea estética del conjunto, que les obliga a recortar su esfera con unas medidas francamente discretas.
Esto nos hará suponer que no será demasiado lo que vamos a ver con ellos; sin embargo sus espejos emplean la magia de la óptica para ofrecer un panorama bastante más amplio del lo que queda en nuestra retaguardia.
El Pasajero
El pasajero se sitúa en cómoda posición, con las piernas en una postura de lo más natural y con suficiente espacio para sus posaderas. Por otro lado, los bajos de locomotora que desarrolla el motor (110 Nm a 3.900 rpm) empujan de tal manera que hace indiferente conducir esta Triumph, con una o con dos plazas, desde el mismo momento de arrancar.
Luces
Como no podía ser de otro modo, esta Scrambler 1200 XE emplea la tecnología led para cubrir al completo este apartado, con un faro redondo que extiende un haz suficientemente amplio sobre la calzada, a pesar de sus discretas dimensiones.
En cuanto a la luz de carretera (la larga), su foco alcanza hasta una distancia holgada para mantener con suficiente visibilidad una marcha razonable y según la normativa, más aun tratándose de una trail.
La Pata de Cabra
El caballete lateral, único en este modelo, coloca su pivote para desplegarlo en un punto bien accesible bajo el pie, para extenderse después con facilidad, quedando abierto de una forma firme y segura.
Al inclinar la moto sobre él, el ángulo en el que queda dispuesto y su visible solidez garantizan, junto con la amplitud de su pie plantado sobre el suelo, una posición francamente estable de la Scrambler 1200 XE, incluyendo muchos terrenos irregulares fuera del asfalto.
Protectores de las manos
Realmente protegen del frío y el viento, a pesar de su estrechez, acorde con la línea general del modelo, y también de la holgada distancia que guardan con nuestras manos.
En el ámbito off road, muestran una sobresaliente solidez, con soporte inferior de aluminio a prueba de choques con ramas y caídas en parado sobre la tierra.
El Remate de Triumph
Merece la pena detenernos a observar con detalle este peculiar aspecto, que la firma inglesa mima particularmente, y por el que despunta hoy día en el mercado, con cualquiera de sus modelos, llamando singularmente la atención en su gama modern classic.
Al pasar la mano sobre el depósito o sobre las tapas laterales, podremos apreciar una sólida fijación de la pintura, a base de varias capas, bajo el barniz que le da su particular esplendor.
El aluminio cepillado que da forma a las protecciones de los escapes, y a otras piezas, nos hace pensar que la calamina y similares son sencillamente materiales irreales, engendrados en alguna pesadilla.
Y los cromados de Triumph se ven brillar con una sólida viveza, que se antoja eterna, y las soldaduras se muestran con la factura artesanal de un maestro pastelero.
Mejorable
El doble escape prolongándose por el lateral superior representa, más que una seña de identidad, un elemento intrínseco a la esencia de este modelo. Está claro que no sería lo mismo, que hablaríamos de otra moto, si montara por ejemplo un escape que recorriera las partes bajas del chasis, para asomar su extremo final por uno de sus costados.
Está claro que un montaje así representa una complicación, hoy día, como tributo a esa esencia Scrambler de la que hablábamos; por lo tanto, los ingenieros de Hinckley han hecho encajes de bolillo para que ni el pasajero ni el conductor se quemen su pierna izquierda.
Qué duda cabe de que lo han conseguido en una gran medida, y que la Scrambler es conducible sin molestias en ese sentido, tanto sentados como puestos en pie, y lo mismo vale para el pasajero. Sin embargo, hay algunas posiciones de la pierna en las que buscamos un cambio de postura para relajarlas; en ellas, el calor de los escapes se deja sentir, pero sin llegar a quemarse.
Versión XC
Resulta una variante bastante completa de la Scrambler 1200, con una orientación all road, o si se prefiere, para un uso más mixto, en lugar de la exuberancia de medios que ofrece la XE para una conducción off road, y que hemos empleado nuestro reportaje.
La XC monta una excelente horquilla Showa, siempre algo más económica que la Ölihns de la XE, y el menú electrónico ofrece un único modo de conducción para controlar la moto fuera de la carretera, dejando aun así un surtido menú con cinco opciones. Es algo más baja (Asiento a 840 mm), dado que también se recorta el recorrido de sus suspensiones; aunque, eso sí, en este caso el bicilíndrico ofrece 2 CV más.
Precios
Scrambler XE 15.900 €
Scrambler XC 14.900 €
Ahora 0% TAE, si se hace una compra financiada por un periodo limitado y a los tres años decides si te la quedas.
Opinión sobre la Triumph Scrambler 1200 XE
Una neoclásica con la personalidad de una estética genuina y el carácter de un motor con genio británico, que cumple con sobresaliente un espectro de usos francamente sorprendente entre las motos de estilo vintage.
Sus capacidades urbanas se intuyen por su esbeltez antes incluso de subirse a ella, y resaltan al conducirla a lo largo de la primera calle concurrida, con un manillar tan elevado que sobrepasa los retrovisores montados en la mayoría de los turismos.
Sus dotes para la diversión a lo largo de una ruta de curvas, durante una salida dominical, se basan en una sólida parte de ciclo, apoyada sobre la eficacia superlativa de las mejores suspensiones e impulsada, además, por un motor musculoso, tanto en bajos como en medios, que te permite disfrutar en cada balanceo, mientras te deleitas con una conducción fluida por las carreteras más retorcidas.
Sus aptitudes viajeras no se apoyan, obviamente, en la protección; sin embargo su posición de control nos permite llevar una postura relajada durante una buena tirada, e ir cambiando el ángulo de nuestro cuerpo en cada elemento, a medida que aumenta el kilometraje y aparecen los síntomas de fatiga en ellos. Además, los 16 litros de su depósito vintage nos brindarán una autonomía más que digna, por encima de los 300 kilómetros, si mantenemos un crucero dentro del límite de velocidad.
Para rematar, una trail de gran cilindrada, con un límite en conducción off road que el 95% de los motoristas no alcanzará a ver por la mera capacidad de su nivel.
Por tanto, una moto de estética más que vistosa, con una planta imponente, que nos puede brindar un juego polivalente, más allá de la mera sincronía con nuestro gusto y personalidad.