Royal Enfield ha trasladado su potencial creativo hasta las playas de California para recuperar el ambiente que esculpió la esencia de este modelo. La música de los Beach Boys y el sinuoso balanceo del surf, con su mágico espíritu de libertad, como catalizadores que trasladarán nuestra imaginación hasta las playas de El Pacífico. Allí encontraremos la inspiración que engendró hace más de cinco décadas (1967) la primera Interceptor, y que la firma indostánica recupera ahora intacta, en nuestros días, sobre una versión equipada con un motor actual de refrigeración aire-aceite, abrazado por un chasis exclusivo que luce con orgullo el sello de Harris.
Así es que hacemos sonar la música playera, como himno de los surfistas, y dejamos mecer nuestra mente con el balanceo de una tabla que burla el oleaje, para acercarnos a esta nueva twin fabricada por la marca de motos más antigua de El Planeta, claro está, con sus inevitables reminiscencias de un Imperio Británico ya pretérito.
Posición sobre la Interceptor 650
Esta bicilíndrica india sitúa su estrecho asiento en una altura asequible (804 mm) para todas las tallas, tanto que con 1,70 m de estatura, llegas bien con ambos pies al suelo, para colocarte en una postura que representa toda una invitación para el deleite que, sencillamente, nos produce conducir una moto.
El manillar, ancho y alto, le da un aire scrambler, subrayado por la barra transversal que abraza sus dos curvas. Con el tronco erguido y el trasero en el centro de la moto, el cuerpo nos queda en una postura presta para colgarlo hacia atrás, abandonándonos a esa conducción placentera que propone esta neoclásica.
Los pies, por su parte, quedan colocados abajo, sobre unas estriberas fijadas sobre la línea media de la moto, dándonos una posición de control sobre la Interceptor que invita a la relajación para ese particular deleite del que hemos empezado a hablar.
Arrancamos la moto
Al pulsar el botón de arranque, escucharemos de forma instantánea el agradable rumor que emiten los silenciosos de extremo cónico. Es el discreto murmullo que escribe en el pentagrama las primeras notas de una banda musical que armoniza con nuestra marcha, eso sí, en un tono grave, más propio un motor en uve. Y es que, no en vano, Royal Enfield ha calado el cigüeñal de este bicilíndrico twin a 270º. De esta forma, obtiene las ventajas de la configuración en uve para los bajos y medios de la entrega, y así la Interceptor 650 ofrece el 80% de su total disponible a tan solo 2.500 rpm, y los 52 Nm de par máximo a 5.250.
Mientras y por otro lado, el motor se beneficia de la facilidad natural que ofrecen dos cilindros en paralelo para subir de revoluciones. Pero además de ello, Royal Enfield ha diseñado una culata de ocho válvulas, con doble árbol de levas en cabeza, para que descubramos en nuestro recorrido por las primeras calles cómo este nuevo 650 progresa con suma facilidad, eso sí, hasta un corte del encendido muy conservador, que la marca india ha situado en las 7.500 rpm, para entregar unos 47 CV de los más efectivos que ofrece el mercado.
Pero un detalle que probablemente no habrá advertido el neófito en la marca al cabo de los primeros kilómetros, o que incluso haya pasado desapercibido al asiduo amante de estas motos indias, es el de que la Interceptor no vibra, o al menos no lo hace como lo que nos tienen acostumbrados las monocilíndricas como la Bullet 500 , la Squadron E4 Blue o la Continental GT 535, e incluso la Himalayan, modelos, todos ellos, que ya probamos y con los que Royal Enfield desembarcó en los escaparates europeos.
Gracias al eje de balance incorporado en el nuevo bicilíndrico, simplemente se percibe una suave pulsación en las manos que hace sentir un motor vivo debajo de nosotros, y que al mismo tiempo constituye otra añadidura más para hacer aun más plena esa sensación placentera que transmite la conducción de esta Interceptor 650.
Por otro lado, la baja compresión en la culata, con una relación de 9,5:1, permite consumir a esta modern classic gasolinas de bajo octanaje, una ventaja que no necesita en nuestro país, desde luego, pero que sin duda apreciaremos si nos da por cruzar, por ejemplo, la frontera El Estrecho.
Comportamiento en curvas
El brazo de palanca que ofrece la amplitud del manillar, unido a la posición de control que todo el cuerpo puede ejercer sobre la moto, convierte en un simple gesto la maniobra del giro para entrar en cada viraje. Después, en el paso por la curva, se dejan sentir la firmeza y el apoyo que proporcionan el chasis con estructura de doble cuna firmado por Harris.
Junto a todo ello, el diámetro de ambas llantas (18 pulgadas) consigue un aplomo suficiente en el tránsito por los virajes más rápidos, mientras que su estrechez (100/90 delante y 130/70 detrás) se suma a esa facilidad para girar y para negociar con soltura cada cambio de dirección en las series de eses enlazadas.
Suspensiones
La nueva bicilíndrica india se mueve soportada atrás por un par de amortiguadores con muelles de doble efecto, con su depósito de gas montado por separado para dar una imagen de principios de los ochenta. Ofrecen un buen compromiso entre la solidez necesaria para hacer curvas a un ritmo más que digno y el confort que obliga ese deleite general que transmite la conducción de la Interceptor.
En cuanto a la horquilla, con la robustez que muestran sus barras de 41 mm, ofrece ese mismo confort manteniendo una consistencia suficiente en la frenada para contener tanto el peso como las inercias de esta india bicilíndrica a la hora de detenerse.
Cómo frena la Royal Enfield Interceptor
Un solo disco flotante delante (320 mm), mordido por una pinza de doble pistón que firma ByBre (segunda marca de Brembo), se basta y se sobra para detener el conjunto, con las prestaciones que ofrece. Además se siente con un tacto muy dosificable en los dedos, que va tomando cuerpo en la maneta a media que la vamos apretando.
Sobre el tren trasero, cabe decir que, con disco de 240 mm, frena mucho más de lo que se podría esperar, yendo bastante más allá de esa función geométrica que cumple para mantener la moto horizontal durante la retención.
Esta frenada es supervisada por un ABS de doble canal que llega firmado por Bosch.
Detalles de la Interceptor 650
Los retrovisores de diseño vintage, a juego con todo el conjunto, ofrece una buena panorámica, por su situación sobre el manillar, de lo que vamos dejando a nuestra retaguardia, o de lo se nos aproxima por ello. Convertido hoy día en un verdadero lujo hoy día, el caballete central que monta la Interceptor la deja estacionada en una sólida posición vertical.
Eso en cuanto a las utilidades, en cuanto a la calidad, el escalafón sobre el que Royal Enfield ha querido situar sus nuevas bicilíndricas exige un particular cuidado del remate. Es por ello que las tapas del motor se pulen a mano y que la pintura del depósito, con 13,7 litros de capacidad, lo mismo que los cromados, relucen con el esplendor que cabe esperar en cualquier modelo neoclásico que se precie.
Al mismo tiempo, la Interceptor guarda detalles ocultos, y no por ello de menor esmero, como el doble tubo interior en el escape, que impide la aparición de ese tono azul intenso que acostumbramos a ver en los codos de los colectores. Por último, en la combinación de colores para componer las seis versiones de la Interceptor, juega con el tono de los radios y de la aleta delantera, personalizando el depósito para cada una de ellas.
Accesorios de la Royal Enfield 650
Son tan variados que, en su combinación, llegan a crear versiones muy personales de la Interceptor. En su catálogo, encontramos balorios tan característicos como los espejos retro-cool o la pequeña pantalla, casi una visera, que coloca sobre el faro; mientras que llaman la atención por su eficiencia y discreción las defensas cromadas que envuelven la parte baja del motor. Todo ello combinando en armonía con una línea de ropa y equipamiento inspirados en los años sesenta, que Royal Enfield ofrece a sus motoristas.
¿Qué se puede mejorar?
En una moto de hoy día, que cuida particularmente el detalle, se echa de menos un dígito indicador de cada marcha, lo mismo que las luces de emergencia. Cualquier moto barata, traída desde el otro gran país del lejano Oriente, cuenta con ello.
Precios y mantenimiento de la Interceptor 650
La marca de La India nos propone tres versiones de esta placentera bicilíndrica, que aglutinan un total de seis decoraciones:
La estándar por 6.200 euros; en el escalón siguiente, la Custom, que cuesta 6.400 y en el más alto, la Cromo, que sube hasta las 6.700 euros.Royal Enfield las entrega con tres años de garantía y asistencia en viaje, con la matriculación gratis en promoción y lo que la firma indostánica llama “un kit de bienvenida”. En cuanto al mantenimiento, aparte de la obligada revisión con solo 500 kilómetros, la marca india fija en 5.000 kilómetros cada paso periódico por el servicio oficial.
Opinión final
Un modelo con ese rancio sabor que transmite todo lo clásico y que tanto gusta a buena parte de la juventud actual, de cualquier edad. Una moto tan sencilla de conducir, con sus 202 kilos declarados, que representa un auténtico paquete de facilidades para el principiante, a la par que se ofrece como un verdadero deleite para cualquier motorista de paladar exquisito.
Un modelo que evoca la imaginación más ensoñadora y que suscita algunas de las emociones más románticas, ésas que acuñan la verdadera pasión por las dos ruedas.